Entrevista a Johnny B. Zero

“La única forma que tenemos de avanzar, y probablemente la forma más honesta, es dialogar con el público directamente: trabajar salas y ciudades sin parar. Ganar público, lo demás son estratagemas de poderosos”

Johnny B. Zero

 

Entrevistadores:
Juan Navarro Andúgar y Miguel Ángel Sánchez Romero

 

La hoja de ruta es la siguiente: Johnny B. Zero partirán el próximo 2 de febrero desde Valencia y pasearán sus bártulos del rock por el corredor mediterráneo para llegar puntuales a su cita a las 22:30 en la sala Musik de la capital murciana. Entradas aquí!

Son, en su estado evolutivo actual, Luis Ciruli, el andamiaje y el compás a las baquetas; Julio Fuertes, sustento rítmico y algorítmico; Juanma Pastor, la voz cantante, las ideas y las palabras; y Pablo Pérez, sofisticación en el saxo y virtuosismo marciano en el EWI y viceversa. Prolíficos e inquietos, han atesorado en los últimos cinco años tres álbumes y un corta duración, progresivamente más eclécticos y estimulantes: May Day! (2014), Crystal Totems (2016)  Birds (2017) y Suicide Watermelon Stories (2018). Andan enfrascados estos días en volver sobre sus pasos y ofrecer su repertorio en directo en sesiones youtuberas dobles desde el estudio y ordenadas temáticamente: canciones sobre relaciones, canciones sobre el dinero, etc. Con subtítulos y todo. Toda una gozada para los fans y un buen lugar desde el que hincarles el diente.

 

 

Su única caracterización posible, la única que nos atrevemos a esbozar sobre ellos, es quizá la del garbo, el porte, la desconcertante serenidad con que, sin pretenderlo pero sin disgustarles, esquivan emboscadas crítico-musicales, etiquetajes taxonómicos, esquemas musicales previos, lugares comunes periodísticos, posibles influencias de este o aquel grupo, dardos paralizantes efectuados por quienes se dedican a escribir sobre música.

En vista de que afirman que en su ciudad natal los están buscando y les quieren partir la cara, hemos visto conveniente en Multure mandarles un cuestionario por adelantado para sondear en qué son viene a Murcia una banda con la subversiva capacidad de, sin ir más lejos, oficiar en sus recitales (estos ojos lo han visto, estas caderitas lo han bailado) una auténtica ceremonia báquica de comunión con y entre su público. Escúchese, véase, vívase, por ejemplo, el momento en el que, durante Walking the Fields, el animal escénico de Juanma brama una y otra vez, y con él la feligresía al unísono, que no quiere cantar esta canción solo (traducción libre y propia). Hágase su voluntad.

Nos abrimos de oídos, nos escuchamos sus discos y tomamos nota: he aquí trece cándidos disparos a Johnny B. Zero para un zafarrancho del amor.

 

 

Come on, Johnny, Play

Lazy Johnny

(Johnny B. Zero)

 

  1. ¿Quién es Johnny B. Zero y por qué nos representa?

 

Johnny B. Zero es un álter ego, es un personaje honesto que cree que hay que hacer lo que está bien aunque se estrelle contra un muro mil veces seguidas. Nos representa porque apela a lo que hay de sentimental y emocional en nosotros. La música de Johnny B. Zero es una parte auténtica de los componentes de la banda, y producimos las canciones sin mediación de ningún tipo de prejuicio relacionado con elitismo, modas o prestigio.

 

  1.  Desde el título mismo de vuestra maqueta, The Blues of the Hive, no pocas de las canciones de Johnny B. Zero parecen contener referencias al blues e incluso seguir patrones compositivos blueseros. ¿Responde esto a una toma de partido estética, a una educación musical y sentimental en gran medida bluesera o a ambas cosas? ¿Soñaba Johnny B. Zero de adolescente con ser un bluesman? ¿Ha bautizado alguna vez con nombre de mujer alguna de sus guitarras?

 

Responde sobre todo a una educación musical y sentimental en gran medida bluesera. De niño me enamoré del blues. Recuerdo que la primera vez que vi a Hendrix en la tele me quedé alucinado. Fue totalmente casual, cambiaba canales y me encontré con un concierto suyo, no recuerdo cuál. Los sonidos que hacía y cómo se movía fueron cosas que me atrajeron instantáneamente, y había mucho blues en su forma de tocar. Poco después empecé a tocar la guitarra y a interesarme por el blues y el soul. A los 16 años conocí a Graham Foster y pasé unos años muy cerca de él, yendo a las jams que hacía todos los miércoles en Valencia. He cantado y tocado desde entonces.

Mi yo adolescente no creo que soñase con ser un bluesman. Siempre he tenido una forma de ser que tiende a lo abstracto, y ser un bluesman es algo muy concreto. A mí me gustaban los sonidos y las canciones. Me obsesionaban las sucesiones de acordes y el porqué de que tuviesen un efecto emocional particular sobre mi persona. En cuanto a la guitarra, me interesaba saber cómo funcionaban los bendings, los armónicos, los sonidos que oía en los discos. Siempre me ha interesado más eso que fantasear con portadas de revista.

Me da un poco de grima ponerle nombre de mujer a una guitarra. [Risas] Lo más cerca que pude haber estado es de haberla llamado Virtudes, por una gatita negra que tuve. Se dormía en el ampli mientras yo tocaba a todo volumen y murió siendo ya ancianita. Que en paz descanse.

 

Let me bleed and sing the blues

(Horse dance)

 

  1.  Proponemos, con perdón, un #5YearChallenge# y preguntamos: ¿Es May Day! un primer disco que esté madurando bien a oídos de la banda? ¿Son canciones que tienen cabida en vuestra propuesta musical actual? ¿Es Johnny B. Zero un grupo en una continua transformación dylaniana de su repertorio en directo tanto como es un grupo que experimenta y evoluciona?

 

Sí, Mayday es un disco del que nos sentimos muy cerca sentimentalmente. Es un disco de rock sin complejos en el que tuvimos como referencia sonora obras muy especiales para nosotros, como el álbum de estudio de Derek and the Dominos. Le tenemos mucho cariño y, de hecho, en la próxima grabación (que será pronto) pretendemos volver a ese diseño desprejuiciado, directo y con toda la tensión de una banda de rock.

Sí, las canciones de Mayday tienen cabida en nuestra propuesta actual. De hecho, entre los “hits” que mejor funcionan en directo con el público sigue habiendo muchos de este primer disco. Planted Like a Tree y Plastic Bag siempre están en el repertorio, y Gold es uno de los temas que más nos pide la gente. Se ha convertido en algo divertido recuperar temas de Mayday para las sesiones en directo que estamos haciendo en YouTube. Nos gusta buscarles un sentido con el sinte, el saxo o el EWI, respetando siempre la naturaleza original del tema. Algunos nos gustan tanto que los estamos incorporando al setlist de nuevo, como Lover.

Sí, creo que el principio básico del que partimos es que para trabajar una canción tiene que ser buena, si no, no entramos al tajo. Los temas cambian con nosotros en directo sin que sufran demasiado porque el material original suele ser a prueba de balas. Esa es una política muy dylaniana. Por otra parte, el aspecto experimental de la banda, basado en el carácter y el tipo de músicos que somos, hace que algunas canciones se transformen con el tiempo al nivel de la interpretación en directo. Esto es fruto de una libertad musical y artística de la que siempre hemos sido defensores.

 

  1. No podemos evitar ver, sobre todo pero no solo por la predominancia de elementos electrónicos, Crystal Totems como un trabajo especialmente llamativo. En varios aspectos, tan cercano o más a, sin ir más lejos, Vinewaltz [proyecto paralelo de Julio Fuertes] que a como había sonado Johnny B. Zero hasta ese momento. ¿Se trata de un disco puntual con características puntuales o, por el contrario, se trata de un avance de ciertos rasgos, sobre todo electrónicos, que acabarían siendo asimilados por la banda para su sonido actual? ¿Respondía, en cualquier caso, aquella innovación a algo concreto de lo que quisierais cantar o que estuvierais escuchando con especial interés en aquel momento?

 

Crystal Totems forma parte de una búsqueda, sí, aunque muchos de los temas están grabados a la vez que Birds y en nuestra cabeza, al principio, iba a ser todo parte de la misma unidad. Empujé a Julio (guitarrista en aquel momento) a que cogiera un teclado y que trajera cosas interesantes de los mundos Motown, Prince, hip hop y electrónica en general. En algunas canciones buscábamos un reflejo de Johnny B. Zero en el ámbito de la electrónica, sobre todo utilizando cajas de ritmos que conectaban directamente con músicos como Prince, que han sido siempre figuras con las que nos gusta dialogar. En aquel momento hablamos, investigamos y experimentamos mucho. Llegamos a la conclusión de que si el sinte hacía las funciones de bajo, generaría groove y dinamismo de una manera única y genuina. Fue un trabajo largo y lleno de decisiones estéticas y personales que dio lugar a la formación actual de la banda. Creo que la solidez y originalidad de nuestro sonido actual se debe a que fue un proceso largo y auténtico.

[Julio, por alusiones]: Al respecto de Vinewaltz, tengo que decir que fue un proyecto de laboratorio que me servía para varias cosas a la vez. Primero, sacar cierto vapor creativo y deshacerme de ciertas canciones con las que metabolizaba influencias y obsesiones. Segundo, y no menos importante, me divertí mucho enviando notas de prensa enumerando las influencias de semejante marcianada y estudiando las reacciones y los artículos, porque creo que una de las habilidades (muy a mi pesar) que más hay que trabajar como banda independiente es la relación con la prensa. En lo puramente musical, me interesaba ver cómo interactuaban bases de electrónica con un contrabajo y con canciones pensadas para una banda de rock o de pop. Pero en lo esencial, lo único que tiene de similar con Johnny B. Zero es el peso de las canciones y que soy músico en ambas bandas. Mi sensación siempre ha sido que cuando yo hacía bases para VineWaltz estaba pensando más en cosas como Aphex Twin, en plan marciano, y en Johnny B. Zero siempre ha sido muy importante el groove constante o las cajas de ritmos al estilo de Prince, porque la banda puede volar mucho más lejos tocando sobre ese tipo de ritmos y desde luego es una banda mucho menos masturbatoria .[Risas]

Volviendo a la última pregunta, la motivación fue una búsqueda más dentro del espíritu artístico de la banda, no imitar ni mimetizar nada, y estuvo muy bien porque acabó sentando las bases de nuestro sonido. Ya te he comentado que no hay nada que nos irrite más que el aspecto más frívolo de las tendencias.

 

There is a song in my hometown

That explains the shape of sound

If you follow the right logic,

You will get to know some crowd

But I know, if I sing this song, I will

Hurt myself right away

(Canon Blues)

 

Kings in their thrones don’t mind what you say

So grab your guitar and play

(Johnny B. Zero)

 

  1. Sobre todo en Birds y Suicide Watermelon Stories hemos creído ver una figura que se repite: la de un yo lírico vulnerable pero que se rebela y se hace fuerte (con su guitarra, sus canciones) ante cierto poder fáctico, llámese “emperador” (The Emperor), “rey en su trono” (Johnny B. Zero) o incluso “pájaros” (Birds), una especie de ente inconmovible pero inevitable cuya atención se pretende captar y con la que existe cierta relación de necesidad. ¿Es Johnny B. Zero una cuerda tendida (y tensa) entre la visibilidad o el reconocimiento y la honestidad creativa?

Sí, esa figura del yo frágil e indefenso es una proyección de nuestra situación en el mundo. No tenemos dinero, ni un futuro claro, ni la vida mínimamente solucionada y eso es una forma de opresión. Somos una banda extremadamente independiente y eso es duro en este mundo de tendencias y mercados, pero a la par nos enorgullece enormemente nuestra voz artística independiente. Es un derecho a gritar y cantar que ejercemos con orgullo.

Sí, es una cuerda tendida entre honestidad creativa y visibilidad. Estamos hartos de los macromercados y de los micromercados, de las sectitas y los grandes circuitos herméticos. Están cerrados porque lo único que defienden son sus propios intereses y no un valor artístico. La única forma que tenemos de avanzar, y probablemente la forma más honesta, es dialogar con el público directamente: trabajar salas y ciudades sin parar. Ganar público, lo demás son estratagemas de poderosos. Eso es un trabajo doloroso pero nos da la independencia creativa.

 

  1. … ¿entre su condición de artesano de canciones y de creador de contenidos?

Sí. De hecho, la creación de contenidos nos ha llevado a lugares interesantes a nivel artístico. Las sesiones en directo que estamos grabando en MusicRooms son un buen ejemplo. Pensamos en capturar detalles de nuestra forma de ejecutar  (nuestra forma de tocar), que en otros formatos no se acentúan. Buscamos una fórmula que fuera interesante como contenido y a la vez musicalmente diferente. Julio tuvo la idea de grabar todos los temas publicados de Johnny en este formato en directo, y de esta manera crear un contenido de YouTube interesante, tanto a nivel redes como a nivel artístico. Así es que sí, hay cierto equilibrio entre el ámbito artesanal de composición de canciones y el de generador de contenidos en redes.

 

  1. Al hilo de la pregunta anterior y a riesgo de sonar a especialistas de marketing: ¿consideráis que hay nicho estético para una música como la vuestra en España?

Sí, claro. ¿Una banda de rock internacional conocida y de calidad no llenaría salas y salas en España? Nosotros dialogamos en nuestra música directamente con eso, aunque sea una ambición que parece tabú o prohibida, probablemente debido al acomplejamiento y a la escasa apertura de miras de los dueños y señores de la cultura. Cuando se habla de si hay mercado para un estilo o un grupo, a priori se piensa en las formas de marketing, distribución y management del siglo pasado. Nosotros no funcionamos así. Es decir, parece que cada vez que la prensa o el circuito en sí hypea a una banda, esta lo vaya a petar. Y eso es mentira. Hemos visto mil bandas que lo iban a petar a lo largo de los últimos cuatro años y no han ido a ningún sitio o directamente se han disuelto. No nos creemos las narrativas de éxito y prestigio que se dictan en el mundo musical. Nosotros hacemos una música que en gran medida apela a la sentimentalidad y la emoción, no tiene que ver con consignas ni tendencias, y eso siempre tiene hueco sea del tamaño que sea. Nuestro valor en la música es artístico y sentimental, así es que siempre que sigamos trabajando ensancharemos y ampliaremos ese espacio para nosotros, porque siempre conectamos con alguien.

 

Foto: Estrella Jover

 

  1. En algún lugar, en algún momento habéis dicho que el hecho de que vuestro álbum Suicide Watermelon Stories fuera doble era tanto una vacilada como un homenaje al formato mismo. ¿Está el álbum, entendido como un artefacto que, holísticamente, trasciende de alguna forma la mera suma de sus canciones, en vías de convertirse en objeto de museo o nostalgia? Si es así, ¿por qué hay o por qué habría que lamentarlo?

Todas las generaciones fantasean con la muerte de la novela, o del disco, o de los géneros y los formatos, suponemos que por la ansiedad de vivir momentos capitales en la historia o dar sentido a una vida o vete a saber. Probablemente el disco convivirá con los singles o los videoclips o lo que sea que venga después. Nosotros somos muy conscientes también de que Facebook y YouTube son empresas más bien jóvenes y tampoco tenemos un respeto sagrado por eso en oposición al LP clásico. Intentamos conectar con el público de todas las maneras que podemos. Para nosotros el disco doble era a la vez una broma y un gesto de seriedad, y ambicioso en el sentido de querer aportar corpus y canciones al rock moderno. No creemos que haya que lamentar las evoluciones de los formatos, en todo caso habría que lamentar la pérdida de los valores artísticos, pero esos valores tienden a sobrevivir y a superar todas las modas y tendencias porque conectan directamente con la experiencia humana.

 

  1. Está claro que la forma de consumir música está cambiando. ¿Creéis que este cambio está afectando no solo al formato sino también a la música en directo? ¿Sentís que la multiplicidad de posibilidades que brinda Internet reporta algún beneficio o perjuicio en directo? ¿Cuál es vuestra experiencia al respecto?

Que lo que más sentido tiene a nivel de marketing es sacar un single es el cambio más reseñable, probablemente. Pero no sé si va mucho más allá de eso. Nathy Peluso dice cosas muy interesantes sobre la música en directo, básicamente: si no sabes hacerlo, dedícate a otra cosa. En este sentido creo que no cambia nada, la gente paga por ver un buen espectáculo, y hay que estar en condiciones de darlo. Lo digital y lo viralizable y viralizante no es siempre tan trascendente como a veces nos queremos creer, aunque ayuda a dar empujones muy fuertes. Nuestra experiencia con el medio digital es que pone herramientas de marketing muy potentes en mano de cualquiera, y eso permite trabajar a distancia y llegar a público sin necesidad de caer en gracia a personas influyentes. Esto ha sido fundamental para nosotros.

 

  1. Al ser un grupo con una formación un tanto atípica, nos interesa particularmente el proceso de creación de las canciones. Hay una base que está clara, que por lo general es un riff de guitarra y una melodía a la que parece que se le suman los demás instrumentos y arreglos. ¿Es ese siempre el punto de partida en el proceso de composición o, por el contrario, es una puesta en común de ideas aisladas e individuales? En definitiva, ¿es un proyecto personal con aportes de otros músicos?

Todo parte de las canciones que llevo yo [Juanma] al local. Suelen funcionar bien solo con guitarra acústica y voz. A partir de esa materia prima, empieza el proceso artístico de Johnny B. Zero, que es una banda con cuatro cabezas pensantes y sus respectivos corazones. Me gusta pensar en el método del cine cuando pienso en esta banda. Yo sería el director, pero hay actores, cámaras, editores, etc. Yo marco ciertas pautas que dan sentido y dirección, pero artísticamente curramos todos al cien por cien. Se puede decir que es un proyecto personal de cuatro personas.

 

Foto: Victor García

  1. También os hemos oído o leído decir que Johnny B. Zero es un grupo que supedita la aportación musical de cada uno de sus miembros a la canción. ¿Conlleva esto limitar o renunciar a exhibiciones individualistas de excelencia técnica y florituras? ¿Reniega Johnny B. Zero de ese componente (digamos) más fálico del rock que muchos dan por hecho que le es inherente (al rock, no a la banda)?

Sí, limita mucho la individualidad instrumental desde un punto de vista técnico. Pero todo está muy bien ejecutado y con una intención particular. Es decir, renegamos de los giros innecesarios cuyo único contenido es la técnica por la técnica, pero todo lo que tenga una motivación concreta se lleva con personalidad hasta las últimas consecuencias. Y sí, renegamos de ese componente más fálico del rock. Aunque no solo el rock tiene ese componente fálico. El punk y el hardcore que estamos acostumbrados a ver, por ejemplo, tienen una gestualidad de violencia muy “macho” que no nos interesa. El rollo de la violencia pura y liberada sin medida es una idea adolescente bastante superficial. Me alegra ver que ahora se puede ver a muchas chicas tocando metal instrumental en Instagram y YouTube, aportan un aire de desintoxicación que necesitaba el género.

 

Written in the blog of a journalist

“There’s no more ideology”

Were you talking about the world

Or particularly about me?

Well, I don’t know what to think

(Suicide Watermelon Blues)

 

  1. Releyendo las preguntas formuladas, reparamos en que hemos hablado de álbumes, canciones, directos y otras facetas musicales, pero no está tan claro que os hayamos preguntado sobre música. Suponemos que no es vuestro trabajo contestar a esto, pero ¿qué es exactamente escribir sobre música? ¿Qué le gusta a un músico leer o sobre qué le gustaría leer en un artículo, crónica, reseña escrita por un periodista musical o por alguien que se dedica a escribir sobre música?

 

Escribir sobre música debería incluir un comentario acerca de la música en sí. No tiene sentido que utilices cierto tipo de armonías, hagas cierto tipo de ritmo o una ejecución particular con una intención poético/musical concreta y que el artículo solo diga que esto es crudo o que me pone los pelos como escarpias como comentario musical. El trabajo del artista es cuestionar convenciones, tener gestos políticos en la gestión de los acordes en una canción, hacer funcionar la melodía, la instrumentación y la producción. Si los únicos comentarios acerca de un disco se hacen acerca de tendencias y sellos, pero no se introduce ningún aspecto musical, no es un artículo musical. Es como si en un artículo literario no se incluyesen los aspectos textuales como la prosa, prosodia, imágenes literarias, etc. Lo que se consigue con eso es que se perpetúe una escena en la que no importe la música en sí, solo el productor caro con el que trabajas, si te pareces a esa banda fetiche de la adolescencia del crítico de turno, etc.

 

Don’t want to sing this song all alone

Don’t want to sing this song all alone

(Walking the Fields)

 

  1. Por último, parafraseando a García Márquez, ¿escribe, canta, toca Juanma Pastor para que lo quieran más sus amigos?
[Risas] Hay cierta verdad en eso, sí. De hecho, creo que es así en el caso de cualquier artista. Cuando la propuesta es honesta, también tiene propósitos, y no necesariamente comerciales. Querer que te quiera más la gente que te importa es humano, y para un artista, que pertenece a un ámbito de mayor sensibilidad, es todavía más importante. El cariño es alimento espiritual, así es que la respuesta a tu pregunta es un sí.

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