Canción a canción de Francotirador – Mena

Análisis canción a canción del disco Francotirador de Mena

 

El músico lorquino Antonio Mellado Mena es de sobra conocido en la murciana región (y mucho más allá de sus fronteras) por sus aclamados proyectos El bueno, el feo y el Mena y Garaje Florida, con los que ha girado por toda la geografía española cosechando elogios de público y crítica a partes iguales. Sin embargo, en esta ocasión nos muestra su lado más íntimo, como una especie de regalo nos trae un disco en solitario firmado bajo su nombre: Mena, Francotirador. En él, nos acerca a los sonidos del lejano oeste y a la modernidad corrupta actual, a un lugar mejor donde su voz luce en todo su esplendor con unas guitarras melódicas y una base rítmica que ha producido con todo su cariño el gran Marco A. Velasco en su bonito estudio El Miradoor (Alhama de Murcia), donde han grabado otros grupos murcianos como Perro, Ángel Calvo y los trenes de larga distancia o Pájara Rey.

 

 

El disco comienza con un tema que es toda una declaración de intenciones: Horizonte es una reflexión sobre la vida misma desde el punto de vista de un San Pedro que no concibe cómo Jesucristo ha podido perdonarlo después de haberlo negado tres veces. Una guitarra acústica fundiéndose con una afilada eléctrica que se entremezclan en un estribillo poderoso y un coro celestial que nos lleva a las mismísimas puertas del cielo sonoro. “¿Cómo puedes aún quererme? Después de lo que te hice ayer. ¿Cómo puedes perdonarme? Si te negué una y otra vez.”

 

La segunda canción, Country Man, parece que nos sitúa en el punto de vista de Sancho Panza, un auténtico hombre de campo que parece lleno de valor para acompañar a Don Quijote en una aventura de la que no se sabe si saldrán bien parados o no, pero así es un poco la vida. El estribillo es infinitamente pegadizo y cuenta con la fuerza y melodía del inglés para hacer que se te incruste en el cráneo y te incite a repetirlo una y otra vez. Ya me puedo imaginar a las hordas de fans que este grupo se merece, coreando al viento esta canción en un festival.

 

Las salinas es el título del tercer corte, una guitarra acústica dulce y melodiosa abre pase a una voz delicada (se nota que Mena ha trabajado con ahínco su rango vocal para este trabajo en solitario). Una canción emotiva que parece evocar un pasado mejor en un mes de abril idílico.  Las letras también han sido escogidas magistralmente y tienen mucha poesía en ellas. “Los corazones latían al son de unos relojes de quita y pon.”

 

El cuarto tema, Mester de juglaría, es una auténtica delicia. Unos ritmos de guitarra y batería en la onda del mejor country y rock del sur de Estados Unidos abren paso a una letra refinada y unas melodías arpegiadas bajo un manto de guitarra eléctrica haciendo su ritmo de acordes corales. “La muerte se bate en duelo y sabe que no todo está perdido en la Tierra, me susurra al oído para no molestarme, le gusta llegar a mesa puesta.”

 

Tras esto, llega el quinto corte, Hijos de Dios, una de las propuestas más eclécticas y diáfanas del L.P. Debe ser cierto ese viejo refrán que dice que no hay quinto malo. En lo que parece un cántico a la vida y al ser humano, Mena profiere un sermón casi onírico. La guitarra eléctrica final distorsionada es simplemente exquisita. Cabe destacar la magistral producción de Marco A. Velasco.

 

Humo negro es la sexta canción. Parece dedicada a esos señores mayores que miran de reojo y con el ceño fruncido a la juventud.

 

Si hay algo que destacar en Fiel amigo es sin duda su ritmo de batería hipnótico y ascendente. Si bien es cierto que la voz se mezcla a la perfección con las guitarras y la letra parece sacada también de una extraña psicodelia extraída de un calmado viaje en barca por el Mississipi.

 

Señor agente es la canción más narrativa del disco, pues cuenta una historia de un coche vagando por la autovía de Levante al que para un agente de las fuerzas del orden. Se trata de una adaptación del mítico State Trooper de Springsteen, del álbum Nebraska. “Por favor no me detenga, señor agente” mientras que “Please don’t stop me”, rezaba la original.

 

El penúltimo tema es Rota la magia, una canción interesante pero que no es de lo más destacable del álbum, no obstante, funciona bien. “Llévame a donde llueve y sale el sol por donde quiere.”

 

El disco se cierra con Locus amoenus, expresión latina que hace referencia al lugar idílico donde le gustaría estar a la voz narrativa de la canción. un tópico literario que generalmente refiere a un lugar idealizado de seguridad o de tranquilidad. Un locus amoenus es usualmente un terreno bello, sombreado, de bosque abierto, a veces con connotaciones de Edén. Y todo eso parece que queda reflejado a la perfección en esta canción que funciona como un cierre de lujo a un disco redondo.

 

A ver si podemos verlo en directo pronto por los garitos y festivales de Murcia y de toda España. Desde aquí les deseamos lo mejor, de corazón.

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