“Muera Usted Mañana”
Tras la disolución de la banda de culto, Klaus & Kinski, miles de fans quedamos desilusionados y anhelando la aparición de nuevos proyectos de esos mismos miembros. El fenómeno de la desaparición de una banda tiene sus tintes místicos y melancólicos, como hemos podido observar tras las recientes rupturas de bandas míticas del panorama alternativo español como Nudozurdo (de los que nadie se esperaba la disolución tras un absolutamente genial Voyeur Amateur) o L.A. y Standstill, las cuales parecían estar en un momento dulce de sus carreras. Sin embargo, Alexanderplatz, proyecto encabezado por Alejandro Martínez (ex Klaus & Kinski) ha llegado para hacer realidad nuestras súplicas trayendo un disco lleno de grandes canciones y pequeños matices.
Vivan las cadenas es el corte instrumental que abre este álbum: comienza con unos arpegios de sintetizador que nos recuerdan al mejor Jean Michel Jarre y unas guitarras limpias y definidas que van trazando la tónica de lo que nos deparará esta maravilla musical murciana de tintes post-punk, new age y eléctronica ochentera. El segundo tema: Homenaje, nos retrotrae a atmósferas que parecen sacadas de una versión mejorada de la sintonía de Stranger Things.
Once varas es el siguiente tema. Una canción de menos de un minuto que nos muestra unos arpegios de guitarra acústica llenos de eco y carga sentimental y que, en mi opinión, podrían haberse alargado un poco más y haber añadido algunas líneas de letra. La muerte y la vida es el tema con el que este disco prosigue. Sin duda uno de los hits: “Oh, la muerte, Oh, la vida”. Un interludio guitarrero cargado de fuerza y tradición y una electrónica que suena moderna y clásica a la vez conjuntan a la perfección con una letra profunda y sarcástica. El puño en el corazón es una suerte de vals que se inmiscuye en los caminos de los sintes celestiales y las guitarras sensibles y oscuras. “Canta versiones antiguas de temas modernos. Canta tristezas, rencores de odios, lamentos”.
La piedra y el cráneo es de las más guitarreras del disco, pero no por los solos o arreglos sino por la rueda de acordes que acompañan a todo el tema, deliciosos. Y acompañados de una letra que habla de vírgenes sacadas en la “procesión de la decepción”.
Dios ahoga aunque no apriete es una de las piezas centrales del álbum: una canción que comienza con unas guitarras crujientes y jugosas y que desemboca en un estribillo Powerpop que mezcla a la perfección luz y oscuridad, tanto musical como letrísticamente. Guitarras que muestran ecos de los Beatles, bajos sintéticos: “Compro mi propio libro de autoayuda, para serte sincero y hablando entre tú y yo, lo que piensen de mí es que me la suda.” Parece que es cierto que Alexanderplatz ha alcanzado la suprema libertad de hacer “lo que le sale de los huevos” —en palabras de la Intro de Kase O en su magnífico El círculo— y de demostrar que, deambulando por la difusa frontera que une lo comercial con lo underground, ha alcanzado un remanso claroscuro en el que su música brilla por sí misma.
El crimen es una canción con un bajo de sonido grueso y unas guitarras que juegan con acordes y arpegios que recuerdan quizás en parte al Britpop más oscuro y meláncolico de unos Radiohead en sus inicios.
Ciudad en las afueras del campo es una canción instrumental corta pero repleta de matices y detalles que la convierten en una pequeña gran obra de arte experimental. La verdad está sobrevalorada sí que es la canción con guitarras más potentes de este álbum (en el que no abundan especialmente las guitarras distorsionadas)
Noche toledana presenta una suave e hipnótica melodía de guitarra con reminiscencias árabes, sefardíes e hispánicas, en lo que parece un homenaje a “la ciudad de las tres culturas”. No obstante, conforme avanza la canción van surgiendo atmósferas que nos llevan a la electrónica más en el estilo de Jean Michel Jarre mezclada con sonidos más actuales. Una propuesta sin duda interesante.
Sí pero no es una canción pop con todas las de la ley: batería sencilla pero machacona, guitarras que parecen llevarnos a los Beatles o a Los Flechazos, y las melodías vocales más Powerpop que presenta el disco, con esa mezcla de ironía e ingenuidad en las líricas.
Los cerros de Úbeda es una canción breve, pero está llena de sensibilidad. Esa guitarra con reverb y delay mezclada con voces de niños que parecen jugar en un patio de colegio piden a gritos que la canción durara al menos cinco minutos.
Y cuando llevamos catorce temas y parece que el disco va a llegar a su fin, observamos que Alexanderplatz nos depara alguna que otra sorpresa todavía. Odio el siglo XXI (bueno y el XX también) fue el single de adelanto por alguna razón. Se trata de un corte que muestra a la perfección la estética artística y el sonido de un grupo que parece completamente asentado en un estilo definido por el eclecticismo y la mezcla de estilos. Ojalá volver al siglo XIX con Baudelaire, los poetas flaneur y compañía.
Sultana es otra gran canción que comienza con los arreglos que a mí más me fascinan: limpios de guitarra preciosos y precisos, arpegios que se funden con la voz a la perfección y un estribillo capaz de emocionar al más duro: “Y yo la quiero con la carne abierta”
Merienda en Cartagena es una canción que habla de todo menos de una merienda en Cartagena: “Cal en la arena y viga en el ojo para que no entre arena ni puedas ver, ni quieras ver.”
Maldición Gitana cierra el disco con un costumbrismo modernizado: “De tanto ir a la fuente se acaba por romper, agua que no has de beber ya sabes qué hay después.”, una guinda triunfal a un pastel que nada menos que dieciocho canciones que nos han dejado un delicioso sabor de boca y de oído.
Estamos más que deseosos de poder verlos en directo este próximo sábado 17 de noviembre en la céntrica Yesería de Murcia.
Aquí podéis comprar las entradas.
https://www.compralaentrada.com/event/alexanderplatz-en-murcia-murcia-2018
